jueves, 23 de junio de 2016

Cinco vinos navarros

Durante la edición de la quinta edición de VinoFest Navarra 2016 que se celebró en Donostia-San Sebastián entre el 10 y el 19 de junio, se celebró el pasado día 15 de junio, en los salones del Hotel Maria Cristina de la capital donostiarra, una cata de seis vinos de la D.O. Navarra dirigida por Jordi Vidal, gerente de esa Denominación de Origen.

El primer vino en ser catado fue el blanco Castillo de Monjardín 2015, un estupendo Chardonnay salido de la finca El Cerezo que la bodega posee en las estribaciones del castillo.

Se trata de un clásico chardonnay joven, sin barrica, de la bodega navarra que ha logrado con este vino uno de los mejores productos en su estilo.

Muestra un color amarillo pajizo muy característico de esta uva, y en la nariz presenta un aroma intenso, fresco, un poco cítrico.

En la boca es seco, que es como debe de ser, envolvente, con poco volumen, donde se aprecia la sedosidad de la uva y el final deja ver la suave acidez propia de este vino.

Castillo de Monjardín 2015 es un vino que seguirá evolucionando en los próximos años.

Si los vinos de Navarra tienen una imagen propio esa es la de los rosados y en esta cata quien representó esos caldos fue el Malon de Echaide 2015.

Elaborado con Garnacha en su totalidad, su color es un rosado pálido muy característico de la zona.

En la nariz hay mucha fruta, sobre todo fresa, de esa fresa que se vende en las tiendas de chuches.

En la boca la sensación es dulce, goloso y envolvente en el inicio, donde vuelve la expresión frutal.

Malon de Echaide 2015 es un ejemplo paradigmático de los nuevos vinos rosados de Navarra, donde los productores huyen de los vinos pesados y buscan la acidez natural de la garnacha.

El primer tinto que se probó fue el Tres Partes 2014 de la Bodega Máximo Abate.

Elaborado con Garnacha, tiene una crianza un depósito de hormigón de 12 meses y no posee nada de madera, lo que hace que el vino no quede enmascarado por la barrica.

De color cereza picota, no muy intenso; en la nariz, en cambio, deja salir una alta intensidad aromática. Trae recuerdos de fruta roja y monte bajo (tomillo, lavanda).

En boca es agradable, no muy intenso y se deja beber de una manera fácil. Fresco y con una buena acidez hasta el final. Tiene un tanino que no es amargo ni rasposo.

El segundo tinto en aparecer fue un crianza: el Colección Privada 2012 de Viña Aliaga, de Bodegas Camino de Villar. . Este es un vino m8uy representativo de la Rivera Navarra.

Se trata de un ensamblaje de Tempranillo (80%) y de Cabernet-Sauvignon (20%), que ha pasado doce meses en barrica y otros doce en botella.

Presenta un bonito color cereza de capa alta y la nariz mustra su crianza en barrica. Aparece un fondo frutal, con una buena intensidad y cargado de aromas (ciruelas, mermeladas,…), y al mover la copa aparecen los matices tostados.

En boca en alegre, con una entrada ligera, fresco, con un final seco y donde deja notar sus abundantes taninos.

Para el final de la cata se dejó un moscatel; el Emergente 2014 de Bodegas Marqués de Montecierzo.

Elaborado con la unva Moscatel de grano menudo, es un vino para un público joven o no especialmente consumidor de vino.

De color pálido, muy limpio, con tonalidades verdosas.

Despliega una intensidad aromática alta, muy seductora, limpio, muy frutal, con recuerdos a lichi.

No resulta muy pesado en boca, de paso franco, muy afrutado, sin ser para nada empalagoso. De largo final.

Y aquí se acabó la cata de estos estos cinco interesantes vinos navarros.

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